The work in the holidays o mis conflictos de Room Attendant

Estoy luchando estos días por no mandar mi trabajo a la mierda. Lo cierto es que no quiero renunciar a unos 15 días de obtener un bono por compleción de temporada, que no es un gran bono, pero es money y son horas de esfuerzo invertido.

Recuerdo que en Física nos enseñaban que trabajo era esfuerzo. Es justo en eso en lo que estoy topando.

Resumiendo muy brevemente: trabajo de Room Attendant en un Hotel de mierda en South Park (a.k.a. Canadá. – si alguna vez vieron South Park y no les calza con lo que saben o la imagen que tienen de Canadá, los invito a venir a vivir unos meses) y me enfrento al problema de que ni al Hotel ni a los trabajadores de mi área, les interesa invertir en calidad. Piensen por un minuto lo siguiente: imaginen que a su jefe le cae mal que ustedes hagan bien la pega para él. Lyncheano, por decir algo. Esa es justamente, mi situación.

Para alguien, como yo, que tuvo prohibido tener un doble espacio o un punto demás en 6 años en un país mediocre como Chile, resulta 100 veces más frustrante, sobretodo, cuando me doy cuenta que llevo 16 años trabajando y que ya tengo casi 35 años. Es básicamente, a joke and it’s pathetic y todos ya sabemos que «That joke isn’t funny anymore«.

Ok, no es tan dramático. Pero sí. I mean, lo más frustrante es cachar que a la gente no le interesa hacer las cosas bien para otra gente (Hello, hospitality, anyone?…). La gente dice, es «‘sólo un trabajo’ > se va a carretear con los amigos», viéndolo sólo en una dirección, la dirección en que uno responde a un empleador a cambio de una remuneración con la que, muchas veces, uno no está del todo conforme. Pero, cualquier producto del trabajo va dirigido, finalmente, a alguien y esa es la parte que la mayoría se pasa por la raja. Montón de gente actual, absorbe como esponja toda la parafernalia discursiva New Age: ser feliz; vivir el momento; agradecer a la vida; no preocuparse por lo material, porque es algo pasajero; ser positivo y difundir buena vibra y amor para el mundo and so on… pero cuando se trata realmente de ser generoso o practicar la compasión haciendo algo para alguien, como en el trabajo, se derrumba toda la filosofía.

O sea, no es decir cosas bonitas, ni tratar bien a la gente, ni andar contento, se trata de hacer cosas por alguien, especialmente si ese alguien es un desconocido. Eso lo aprendí con el señor Koreano, lavando ollas y platos en el monasterio.

No quiero decir que soy la persona más consciente y generosa del mundo o del Hotel. De hecho, siempre me ha cargado todo el concepto de «amo y servidrumbre»; odio que los huéspedes no dejen propinas y probablemente sea una de las personas con más prejuicios hacia las clases pudientes, que son las que se pueden dar estos lujos de hoteles y weas (y aun así NO DEJAN TIPS!). Menos le tengo amor a mi trabajo, PUAJ! (inserte imagen mental de Ai Wei Wei, aquí), pero si sé que el producto que sale de mí, sale de mí hacia alguien, absolutamente no puedo no dar mi mejor esfuerzo y no puedo entregar cualquier wea sólo con el fin de darla por finiquitada y que me paguen. El menor gesto, significa todo. It’s about caring, the caring that is not about ego.

No puedo decir que estos días ha sido absolutamente así, porque mi moral está tan pisoteada que, con el fin de resistir, necesariamente he tenido que acudir a la ira y venganza (no es así como todas las revoluciones han comenzado?) y hacer mi trabajo super sloopy para tratar de salvarme de las caras de «y cuándo vai a terminar? que me quiero ir pa la casa…».

No sé por qué me tinca que más de alguno en la pega, debe pensar que debo estar esperando una suerte de reconocimiento por «jugar limpio y dentro de las reglas», como que me siento importante… as if I’d care… pero en verdad, no «Exhijo ser un héroe» a mí sólo me interesa que las cosas se hagan bien porque eso va a dar a alguien que, incluso, a veces es el mismo compañero de pega que ya no tiene que hacer doble trabajo, y ese bien no es una verdad absoluta, sino que es una práctica aplicación de, por ejemplo, poner papel comfort para que los huéspedes puedan limpiarse el poto. En serio. Esa es una de las situaciones más simbólicas que me ha tocado vivir: que los huéspedes tengan que venir a pedirme por favor un rollo de comfort*. No suena cuma la wea? «oiga, por favor, pagué 400 dólares por esta pieza, pero no me pusieron papel comfort. Me podría dar un rollito?»

 

I’m sorry, eh!

Deben haber pocas cosas tan básicas y escenciales como el papel confort y como limpiarse la caca del poto. Si hasta en los países, donde no usan confort, me dejaban un rollo de confort ¬¬
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* para aclarar la escena, esto sucedió después de que una de mis colegas limpiara dos piezas de huéspedes que me habían asignado a mí y no les repusiera el rollo de comfort.

 

Este ha sido uno de los misterios para mí en la vida. A la Ayca (mi ex roomie que era la mejor supervisora y que compartía mi sentir) le preguntaba «pero por qué?, no entiendo» y ella me decía «they just don’t care!«. Ese «not caring» nunca lo he entendido ni lo podré entender. Menos ahora, donde, como decía antes, mucha más gente habla del amor y la fraternidad y que «los amigos son lo más importante en la vida», pero claro, para todos los que no encajan en el cuadro, callampa.**

**Afterthought: no, ahora que lo pienso mejor, me calza perfecto y debe estar contenido en la Ideología.

De algún modo, los empleadores conducen a los empleados a esa actitud a través de sus prácticas imbéciles en función del máximo beneficio (y no voy a escribir sobre eso porque se me acabarían los gigas gratis que me da WordPress), pero estoy segura de que, aún con 3 piezas en 4 horas, sucedería exactamente lo mismo -porque ya ha pasado- (actualmente, la cantidad ronda alrededor de las 16 piezas en 7-8 horas).

Tal vez en otro momento comentaré el mal de la cultura «sorry, eh», por hoy ya me tengo que ir a dormir para trabajar mañana y se me agotaron las ideas.

 

Sorry, eh.

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